lunes, 25 de abril de 2016

El día en que Adrián enseñó a cantar a su morrocoy

Dedicado al dueño de mis sueños, porque eres mi sueño hecho realidad hijo amado. En las muchas tardes en que te pienso y doy gracias a Dios porque estés aquí. 

Esta es la historia de una morrocoy llamada Sophía, también es la historia del como su amigo Adrián le enseñó a cantar y bailar mientras le silbaba, sí es el cuento de la amistad de ambos que hicieron el dúo más impactante de toda la historia musical conocida.

Cuentan que Sophía llegó a casa de los padres de Adrián José muy pequeña, apenas siendo un bebé, el padre la trajo en una cajita tan solo con lechuga y agua, para ser posteriormente la mascota de la familia.

Fue creciendo y con ello, llegó el niño, aunque ya Sophía estaba crecidita, le fue encomendado al pequeño Adrián su cuidado: “Debes tratarlo con respeto y cuidado, es un ser viviente y hasta nuestro hermano porque Dios y la Madre Tierra lo quisieron así”, le dijo su papá.

El niño todas las mañanas iba alegremente con hojitas en sus manos, frutas, y flores a llevarle a Sophía, que desde su corral veía cuando se acercaba. Hasta que una mañana le habló:

-Gracias por todo lo que haces por mí.




Adrián sorprendido se arrodilló y vio del cómo le hablaba el réptil. ¿Tú hablas? ¿Cómo puedes hacerlo?.

-Todos los animales hablamos, y más con quienes nos cuidan y protegen.

-Mi papá dice que eres como una hermana, por eso te protejo y cuido, además de eso para mí, eres mi amiga.
-Tú también lo eres para mí.

Pasaron los días y el niño Adrián se sentaba horas hablar y jugar con Sophía. Hasta que un día le preguntó si quería aprender a cantar.

-Pero como. Tú sabes cantar ¿Cómo podría hacerlo yo?.

- Es fácil mi madre siempre lo hace, me dice que yo también lo hago bien así que presta atención y te enseño.

Ahora no solo compartían juegos, también 
cantarían canciones en sus horas juntos.   


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