jueves, 12 de junio de 2014

Mundial sin colas

Muy bien comenzamos el primer día del Mundial de fútbol aquí a ladito de nuestro país, en Brasil, el Gigante del Sur y aún cuando hay protestas contra sus políticas de Estado, sigue adelante y obviamente sin presentación en primera plana de las imágenes más cruentas en los diarios locales, lo que importa es el balón.

Gracias al Mundial llega la alegría, sus colores y pare usted de contar. Pero ¿Que le deja a los venezolanos todo esto?, fácil por lo menos a nosotros se nos prometió el pasaje pero pese a la propaganda de una de dos de nuestras empresas más productivas (empresas Polar y PDVSA) no se logró. Hablo de cuando "La Vinotinto era de todos" y hasta una malta le sacaron.

Pero como hemos visto por allí, solo estamos de espectadores y nos queda gritar goles ajenos. De ver hasta los chistes que se hacen en las diferentes redes sociales aunque por una de ellas nuestro Capitán Juan Arango expresó en días anteriores que no vería el Mundial.

"Dales un Mundial y se olvidarán de sus problemas" escribía en estos días en mi facebook, y es que pese al ataque constante a nuestra paz y tranquilidad de vivir como venezolanos libres y felices, se cumplen hoy cinco meses de fiesta entre"los estudiantes y la Guardia Nacional", el mismo tiempo en que se habla de guerra económica, invasión imperialista (constante) y todo aquello que forma parte de nuestra idiosincrasia.

Somos los herederos de colas por todo y aunque era costumbre, milagrosamente hoy en plena inauguración del Mundial me di una vuelta por un automercado y conseguí: Café, azúcar, papel sanitario, mantequilla y hasta arroz blanco tipo I los cuales compré.

Ahora me pregunto ¿era necesario el Mundial para que la gente entendiera que estamos completamente abastecidos en cuanto alimento se refiere (al menos hoy lo comprobé) y que el bachaqueo o compras nerviosas no son necesarias. Que la gente se acostumbró hacer su cola, aún cuando ve frente de sus ojos las cantidades necesarias de productos diariamente o por lo menos tres por semana?.

¿Será que el Mundial nos hará el milagrito de volver a ser los venezolanos que eramos antes de no estar haciendo colas para comprar todo (sin importar cuanto tengamos en nuestras casas) y entender de una buena vez por todas que si no producimos no podemos aspirar a ser "Potencia"?.

¿Se peleó con el vecino?, ¿su pareja no le quiere dar waka- waka?,¿está triste, tiene hambre, fastidiado o de mal humor?, para todo lo demás tenemos el Mundial.

Y aunque hallamos visto una ceremonia inaugural tan paupérrima, pobre en cuanto a los grandes aportes culturales, turísticos, monetarios de Brasil, lo que no se me puede pasar por alto es el ridículo acto musical protagonizado por Pitbull, Jennifer López y Claudia Leite que doblaron, pero así comienza esto... aprovechen y busquen su Partido y que viva el Mundial sin colas.  








lunes, 2 de junio de 2014

El zarpazo de El Trono



 Dedicado de manera muy especial a Jesús "Chuchú" Torrealba, ilustrador y creativo quien inspiró este cuento, y a todos aquellos que odian a "las voladoras"...

Alcé mis ojos con temor y zas! De un zarpazo apareció aquella criatura que salvó mi estadía en el llamado trono… aún lo recuerdo y hasta me causa gracia ligado con el asco y repulsión que me causan aquellos animales que podrán ser “los más antiguos del planeta” que cohabitamos, pero que no puedo dejar de sentir esto por ellas. Las cucarachas. 
 
No puedo dejar de pensar como hay personas que se dedican a estudiarlas, y algunos desadaptados le han escrito canciones como “la cucaracha, ya no puede caminar, porque le falta su patita principal”. Si aquella noche de vainita que ocurre un doble crimen: la interrupción de mi tranquilidad como todo ser humano que está sentado en la comodidad de su hogar haciendo sus necesidades, o el segundo que era salir corriendo desnudo con los pantalones abajo en busca de alguien que la matara, dejando en evidencia mis partes íntimas (esas que cuido con recelo).

¿Pero cómo y donde ocurrió todo esto?  Eran como las ocho y pico de la noche cuando me dirigí al baño a tomar una ducha de agua caliente, pues, vivo en La Pastora donde el frío como dicen los caraqueños “es atrinca”, pero antes, me senté en El Trono con mi libro “Carreteras Secundarias” de Ignacio Martínez de Pisón, cuando retomo la página y empiezo a leer las primera líneas, me concentro. 

Pienso en la historia y me voy metiendo en la historia que he leído desde hace un par de semanas, poco a poco el trance de relajación deja caer el primer mojoncito que suena y rompe el silencio. Es para mí normal, me acompaña aquel sonido desde que aprendí ir al baño solo por insistencia de mis mayores que me decían “Vas y me avisas cuando estés listo para limpiarte!”, debo confesar que a mis hermanas no le gustaba, lo veían desagradable, y mi madre les regañaba. 

Pero sin desviar mi atención de la lectura voy avanzando y sin importar el tiempo. Escucho de repente un aleteo de un insecto, ese incomodo visitante que ha venido a joder mi noche. Suelto mi libro, inmóvil, pues, solo las cholas y el short me acompañan. Ando sin camisa. Los nervios por que se trepe en mi espalda su húmedo y asqueroso cuerpo hacen acto de presencia. 

De repente inclino mis ojos hacia el alto techo (como en todas las casas pastoreñas), arriba en la pared hay una ventana que deja ver las hojas de la mata de mango que tenemos en el patio y que está cargaita, es la época pues, mi terror no se va y con el libro como arma empiezo a buscar el bicho ese, cuando volteo veo clarito que viene hacia mí, y en cuestión de segundos pasa al que hasta ahora defino como héroe. De un zarpazo enterita se la papeo, aquel murciélago al que escucho de vez en cuando, las noches en que voy a ducharme. 

Retomo la lectura ya en paz y seguro que no me va a seguir molestando me quedo desnudo, empiezo a enjabonarme, ya con los ojos cerrados empiezo a cantar, vivo solo y a los vecinos no les molesta, ahora es otro ruido que escucho, tres golpes en la puerta del baño inexplicables, que me sacan de juego, de repente mi vida ha cambiado se ha ido la luz y cortaron el agua. Ahora me digo este no es mi día. 

Fin... por ahora