lunes, 7 de mayo de 2012

Destruyen hogar de aves en Avenida Victoria

En la mañana de este sábado fue hallado cortado en pedazos los restos de un árbol, en plena avenida Victoria de la Ciudad de Caracas, se presume que era el hogar de muchas aves que durante años usaron sus ramas para hacer sus nidos y utilizarlo como guarida momentánea para esconderse del ensordecedor ruido del tráfico. 

Los transeúntes aún atónitos no se explican el porqué algo tan natural que creció allí ahora tiene que ceder su paso al llamado "progreso humano". Sirva esta consideración en mayor término a los principales afectados de esta situación, los animales. 


Aunque todos saben el victimario, nadie se atreve a hacer algo, pues, quien lo haga no será tomado en cuenta o simplemente se le tildará de estar en contra y se le pondrá tras las rejas. 

En los próximos días no habrá justificación a tales hechos, tampoco una explicación del victimario, sólo inaugurará su obra y dirá una vez más que es "para el bien de todos", ¿y a donde es que van los derechos del ambiente a protestar?

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Primer Viaje


Al principio cuando la ví, su estructura metálica, con tanto aparataje tantas cosas juntas, me causo mucho miedo, mis padres insistían: -Anda móntate, ya vas a ver que te gustará. Mi cuerpo siempre solía tener la misma reacción. El Temor.

Por mucho que intenté acercarme era siempre la misma reacción, de temor que al final derivaría en el rechazo, total, absoluto, y tomaría como distracción otra cosa. 

Fueron los trompos, las metras, el papagayo, y hasta un viejo balón de fútbol casi pinchado mis mejores aliados para evadir tal acoso. Hasta el punto de llegar a mentir, me llevó mi temor. 

Una tarde jugando con mi balón y ya aburrido de tanto mentir, aprovechando que mis padres habían salido a hacer unas compras, mi hermana mayor estaba dormida, la tomé, la miré y decidí enfrentar mis temores. 

Estaba allí, sola en el rincón donde la dejaron, como esperándome, invitándome no se a que. Ya había visto como se hacía, tomé el volante, me monté en el asiento, y traté de darle al pedal. Era la bicicleta nueva, esa que sabía cómo funcionaba, como lo hacían y que yo no pude en mi primer intento porque me caí. 

Aunque lloré con el primer golpe, y varios raspones me dí con los consecuentes intentos, no me paré. Conseguí dominarla, aprendí que todo era cuestión de coordinación, primero un píe, luego el otro, el equilibrio era lo de menos porque me lo daría el volante. 

Entonces estudié bien los movimientos, un píe en un pedal, el otro donde tenía que estar puesto. Las dos manos y brazos firmes al volante, vista al frente. Empecé a rodar, sentía del como el viento acariciaba mi cara, lo podía sentir en mi piel, en mi ropa. 

Ahora tendría un nuevo inconveniente, ya sabía cómo rodar y darle al frente, pero ¿Cómo doblar o cruzar sin caerme?.  Hice lo mismo que hacía mi papá ver a los lados y girar el volante suavemente.     

Fue entonces cuando aprendí a manejar bicicleta, y aunque no estoy manejándola hoy, aún recuerdo la primera vez que lo intenté.