lunes, 31 de julio de 2017

Las Frutiletas de Josué

Era entonces los tiempos en que el clima hacía de las suyas, el sol de mediodía se posicionaba en un punto tan insoportable que los pobladores de aquella ciudad ubicada en los hermosos Andes venezolanos, solo les quedaba resguardarse bajo techo, ansiosos porque terminaran las horas calientes del inicio de la tarde.

“Es insoportable”, “Hoy hace más calor que ayer”, “Échese agüita para que no le pegue tanto el clima”eran algunas de las frases que a diario salían de los labios de aquellos, ofuscados pero siempre simpáticos vecinos, hasta que llegaron las Frutiletas. ¿Te preguntarás, el nombre, que son? Ya te explico.

Cuentan que una de esas tardes, en que ni el agua fría de la nevera calmaba el calor corporal, uno de los niños de nombre Josué le pidió a su mamá insistentemente que le hiciera jugo de frutas, fue tanto su llanto que la señora terminó por hacerle varios vasos. Él al ponerse a llorar mientras esperaba se quedó dormido y su mamita los guardó con frutitas picadas en el congelador, olvidándose de sacarle una paleta de madera que había utilizado para mezclar.

Al levantarse el niño Josué, lo primero que preguntó a su mamá fue por su jugo lo que ella respondió:

-Ya lo busco, hijo mío, espera un momento.

Él ansioso, se sentó, acomodó su pequeño cuerpo en la butaca de madera que su padre había fabricado y al ver llegar a su mamá con aquello que cambiaría su vida, sus ojos se abrieron más, sus labios  los lamió y curioso preguntó:

-Mamita, ¿qué es eso?. Pareciera que las frutitas se congelaron.

Su mamá tratando de separar la paleta del que en un momento fue jugo, y ahora era helado, exclamó:

-Pareciera que se congelaron las frutitas con la paleta, no le llamaremos helado, las nombraremos Frutiletas. Porque son Frutitas congeladas en paleta. Y sonrió.

Y a partir de allí, Josué comenzó a fabricar más Frutiletas, esta vez no fueron solo de un sabor, inventó con diferentes, tizana, mango, durazno, fresas, todo porque en los Andes es por excelencia región de cultivo de ricas frutas.


Un día tenían tantas que empezaron a vender por el pueblito, y con ello calmar la sed y angustia de aquellos asediados por el Sol, ahora no había calor que atormentara, pues, habían llegado las Frutiletas.