viernes, 14 de junio de 2019

La pelea del Mono contra el Malandro


En cierta vez, en una ciudad se quiso homenajear a sus habitantes por haber culminado sus estudios. La máxima autoridad, pues, convocó a todos los súbditos que tuvieran que ver algo de “poder” bien sea económico o de convocatoria, o aquellos que en alguna oportunidad estuvieron por “el mal camino”.

En la reunión, todos querían tener la palabra, para congraciar con la máxima autoridad, pues, sabían que era muy dadivoso a la hora de premiarlos, uno de ellos era el mono Ulo, quien ya había conocido a varias autoridades y sabía muy bien el arte de la sonrisa y cómo manejarla a su antojo para conseguir más que favores o simpatía.

Pero también estaba el tigre, la mariposa, el constructor también llamado obrero (quien era el más pensante de todos los que estaban sentados y que estaba desanimado, pues, sabía que su opinión no era tomada en cuenta, especialmente por la máxima autoridad y sus allegados). Y por primera vez, estaba Dro, un ex delincuente que hoy era parte importante en las decisiones que se podían tomar en aquella ciudad, porque tenía el control y hasta “la autoridad” le temía.

A la hora de prometer, todos lo hicieron, la autoridad complacida y sin importar que aquellas promesas se cumplieran o no, dejó todo en manos de los “organizadores” y como única solicitud, pidió que fueran los estudiantes al que les rindieran honores “porque ellos son la levadura del futuro” dijo.

Estaban “tan organizados” que un día dijeron un lugar otro pelearon, pero al final lo hicieron en una gran plaza, muy cerca del lugar donde reposan los restos del líder histórico de esa ciudad.

La autoridad, no fue el día del magno de evento, pero sí El Mono y El malandro, que se pelearon por resaltar sus acciones ante él, a tal punto que La Pereza tuvo que sentarse en medio de los dos, porque de haber continuado habría sido una mayor catástrofe.