lunes, 14 de julio de 2014

Plaza Candelaria

En aquella esquina está sentada la señora que viene con su esposo a comerse un helado, mientras el pequeño niño de cuatro años corre insesante en su infructuosa faena de atrapar palomitas, tarea que le parece divertido mientras su carcajada rompe el viento de la plaza.

Por allá se organiza un partido de fútbol, están los necesarios: el gordito es el portero, un par de niños altos entre 10 y 11 años los delanteros. Entre el grupo está el morenito, el blanquito y el que grita "yo la llevo". Con pelota andando y arquerías hechas con bloques o lo primero que se encontró comienza la justa.

Allá se juega una pelotica de goma también llamada "gomita", allí hay más muchachitos y se marcan las bases o se dice: "el barril de la basura es segunda. Allá es primera y esta es tercera. Y aquí el <> (Home)". Todo esto ocurre mientras los perritos salen a pasear con sus dueños, por el piso amarillo, de cerámica de cuadritos bajo la mirada libertaria del héroe Rafael Urdaneta, magnanimo hijo ilustre del estado Zulia, cuyo apellido "bautiza" la avenida que frente de sus ojos se construyó por allá en en 1952 bajo mandato del General Marcos Pérez Jiménez.

Más abajo está la tranquila y meritoria Plaza a Rafael Núñez Ponte, también llamada "Plaza Candelaria" frente está el parquesito con sus columpios rojos, su tobogan,los sube y  bajas, la rueda. Por allí andamos nosotros corriendo adentro, mientras mi mamá conversa con alguna vecina que bajo también a sus hijos. De fondo está la casa de los abuelos. Frente la imponente Iglesia de nuestra Señora de La Candelaria, en esa misma acabamos de entrar a agradecerle al Médico de nuestro Pueblo, el Doctor José Gregorio Hernández y a rezarle también.

Así transcurrían nuestras tardes bajo la sombra de los que hoy llamo "hermanos mayores" mis amados hermanos árboles y la ceiba que en medio recibe a quienes le entran a la Plaza Candelaria por la esquina de Cruz. Por allá está el kiosko de las flores en donde más de una vez he comprado una rosa para mi amada Adriana.

Hoy estuve nuevamente allá, confieso que estaba ansioso porque el cambio ha llegado a mi Plaza amada, donde transcurrió mi infancia y adolescencia. Aún se respetan algunas cosas de aquellas imágenes que guardo aún en mi mente. Ha sido totalmente reformada. Su piso ya no es de ceramica y la Núñez Ponte le fueron removidas sus lajas, para colocarle cemento.

El club de los abuelos ya no está y las mesitas de ajedrez tampoco. El parque aún no ha sido instalado, aunque se espera que pronto se haga. Aún se mantiene el gimnasio de pesas está vez eliminaron la cerca e instalaron hasta barras integrales.Tenemos servicio de Wi-Fi gratis gracias a las políticas públicas del Gobierno Revolucionario que curiosamente vuelve a ser un Gobernante que tiene algo que ver con lo militar. Me encanta ver nuevamente a mis hermanos mayores hasta con grama le han puesto en sus pie para cuidarlos.

Los tiempos cambian, y hoy mi querída Plaza me encuentra con unos años demás y con un super miembro en la familia nuestro amado Adrian José, a quien a pesar de no ser candelariense como su padre y tío (José Luis) le enseñaré a jugar pelota allí y correr atrás de las palomitas. 



Mi Plaza ha cambiado como mi Candelaria también, lo único que no cambiará jamás es mi gran amor por esta parroquia que nos ha visto crecer y andar por sus calles.






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