viernes, 6 de agosto de 2010

Eva la primera puta de El Paraiso

"Eran muchas las estrategias que utilizaba aquella mujer, su mirada, su maquillaje, su piel, su vestuario. definitivamente era Ella" 
Anonimo

¿Quien dijo que fue una serpiente que engaño a Adán?, ¿Quien dijo que fue simplemente Tentación?, ¿Que tal si entonces reescribimos todo lo escrito por Mateos, Juan, Lucas y Marcos y lo adaptamos en nuestros actuales momentos?. 

En aquel "pueblito" en la nada, en la que sus habitantes sólo les bastaba con comer, y vivir para ser felices. En tanta miseria humana, donde no había ni una escuela y sus caminos eran aún polvorientos, llegó aquel hombre a dar clases o al menos intentar enseñar el arte de leer y escribir.Aquel 04 de octubre de 1947 Adán llego al Paraíso. 

Le llamaron así, pues, en tanta simplicidad de vida, rememoraba los hermosos pasajes bíblicos donde no había alma humana, solo animales, y el Ser Humano en su máxima expresión. 

Adán, joven moreno, delgado, cabello corto, su nariz y quijada perfiladas. Graduado en la mejor Universidad del Estado para la época, decidió alejarse de la ciudad, e internarse en lo más profundo de Venezuela "Porque era su vocación la enseñanza, el impartir sus conocimientos donde se requerían". Se enteró de El Paraíso gracias a su profesor de lenguaje, quien le indicó que allí era un buen campo de trabajo, pues empezaría de "cero".

Anselmo Fernández, era la persona de contacto, un hombre maduro, más o menos de 60 años, amigo de el Profesor de Adán. Era quien le proporcionaría vivienda, comida, y el lugar donde podría empezar a dar sus clases. 

Fue entonces un domingo en la mañana que Adán se encontró sólo caminando por las polvorientas calle de El Paraíso, la casa de Don Anselmo, amarilla, de puertas de madera, con algunas gallinas en el patio, un gallo que cantaba cada 15 minutos, para comunicarse con sus vecinos. El Don, lo esperaba en la puerta principal. 

Entró, tomó el desayuno y mientras conversaba con Anselmo, llegó la señora Fernández que  se encontraba en el mercado comprando cosas para el hogar. 

La paz que buscaba el joven profesor se vio y materializó ante sus ojos desde aquella mañana, la simplicidad de la casa fue lo que lo atrapó desde el primer lugar. Anselmo fue profesor así que podía compartir con el nuevo residente sus experiencias. 

Era lunes en la mañana, y se dispusieron a buscar a los estudiantes, niños, jovenes y adultos se fueron sumando a las filas de la educación. 

Ya había pasado un mes desde su llegada, a menos ya empezaban a dibujar las letras en el papel lo nuevos estudiantes. La vida de Adán empezaba a cambiar. 

Pero esa mañana cuando impartía sus clases, algo raro pasó, El Paraíso era un lugar que se distinguía por ser humilde y de principios, su gente aunque carente de un lenguaje escrito, era de muy altos valores en los que los ancianos enseñaban a sus nietos "para que no se perdieran". Esa mujer, con poca ropa, rubia, de cabello teñido de rojo, y con las sandalias en la mano, caminaba por las mismas calles que anduvo Adán cuando llegó. 

Todos los hombres se le quedaban viendo a su paso, aunque no levantaba el polvo por su lento y provocador caminar, llamaría la atención desde su primer día en El Paraíso. Bastaría sólo aquel momento, sólo una mirada, sin ninguna acción por parte de la nueva visitante para que todos los hombres comentaran lo "bien" que se veía aquella fémina, distinta a las demás.

Aunque Adán no la vio ese día, a sus oídos llegaron los comentarios, de aquella extraña mujer que nunca más volvió aparecer. Algunos de los testigos aseguraron que siguió caminando por largas horas sin rumbo fijo. 

Tres días después el encuentro ocurriría en el mercado, cuando Adán estando en el mercado vio a una mujer, no menos de 25 años, con un vestido que sólo le llegaba a una cuarta de su rodilla, "urgando" entre sus pechos el dinero para pagar dos manzanas rojas al señor Jesús, al que todos conocían como Chucho, pero fue su angustia que llevaría al Profesor cruzar palabras con ella. 

-¿Le ocurre algo? se despidió de los labios de Adán. Ella mirándolo fijamente a los ojos, se le acercó y le dijo en tono pausado, es que creo que perdí el dinero o al menos no se donde lo guardé, creo que no podré desayunar hoy, su escote bien pronunciado dejaba ver sus hermosos, y grandes pechos, perfectamente formados, mejor dicho presentados. 

Adán le dijo que no se preocupara, que el cancelaría las manzanas, que el las brindaría en esta oportunidad. Ella agradecida, y con una sonrisa, que podría paralizar el reloj de la Catedral si lo quisiera, agradeció el gesto y le dijo: "Toma esta, del susto se me quitó el hambre. Está te la regalo yo". Adán respondió que la aceptaría con una condición, a cambio de su nombre. Eva, respondió, me llamo Eva. 

Desde ese momento, Adán quedó prendido de sus ojos, sus mañanas no fueron igual, cambiarían nuevamente. La buscaría en la ventana a ver si la veía pasar. La atención para con sus alumnos se mantenía pero con un elemento más. Curiosidad por la nueva visitante.

Fue entonces de como Adán conoció a Eva en El Paraíso a quien quiso poseer desde el primer momento de su encuentro. Esa mujer de origen desconocido y que cambió su mundo solo por una manzana.









 





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