sábado, 14 de agosto de 2010

Encuentro II

Caracas, la ciudad que indudablemente no duerme, más allá de lo que se refiere el descanso corporal humano, es en mundos como la economía familiar lo que lleva al caraqueño a trabajar "por los suyos". A levantar hombro a hombro y de sol a sol el Capital necesario para comer.

Lugar: Plaza Caracas, cerca de las 3:30 de la tarde. En este escenario me encontré con una familia (Matrimonio y su pequeña hija no menos de 10 años) vendiendo Papagayos (Papalotes o Cometas) tendiendo al aire libre como su esperanza aquel símbolo de sustento, de mercancía.

Frente a ellos, el Sol incandescente de la tarde de un 10 de agosto. Atrás la mirada vigilante del gran hombre de América, aquel que apostó y dio su vida por las libertad de sus conciudadanos: Simón Bolívar. 

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