miércoles, 18 de octubre de 2017

Vito, el ratoncito de Susanita

Muy poco se sabe de cuál era la vida del famoso ratoncito que come chocolate, turrón y bolitas de anís, que es chiquitín y cuya dueña es Susanita.  Su nombre es Vito, empezando por el principio básico de presentarnos con los nombres.

Se cuenta que Vito llegó hace mucho tiempo a la ciudad y que fue capturado una noche lluviosa como alimento para animales de una tienda de mascotas ubicada a pocos metros del edificio donde vivía la familia de Susanita.

El dueño de aquella tienda, un anciano de anteojos gruesos y dificultad para agarrar objetos pequeños diariamente, escogía al desafortunado ratón de una pecera para alimentar a Dora, una pitón amarilla que daba la bienvenida a los visitantes.

A diario aquel momento era angustiante, para todos los que en aquella pecera convivían a suerte de “presos” de un mismo destino. No había tiempos para amistades, pues, al día siguiente no sabías si te encontrarías con el amigo anterior.

Llegó el día en que casi lo agarra el viejo ciego, cuando estuvo a punto llamaron al teléfono, para fortuna de Vito.  Ese día suspiró y pálido vio como el anciano murmuraba a su interlocutor, mientras tocía, y le decía que estuviera tranquilo, pues, era una simple gripe.

Pasaría el tiempo y el susto al ratón, pero no que se dejara de alimentar a Dora. Ese día fue otro la víctima.

Al amanecer volvería a sus labores, religiosamente se dirigiría a la pecera a buscar el alimento de Dora, pero esa mañana todo cambiaría, esta vez no fue el teléfono que le interrumpió, fue el timbre de la tienda que sonaría. El hombre que entró en la puerta sería el mismo que le llamó el día anterior, era su hijo mayor con su nieta Susana, quien adoraba a los animales.

Susanita para su familia y allegados besó a su abuelito en la mejilla y vio con curiosidad como se dirigía a la pecera. Observó la intranquilidad de aquellos inquilinos pero en uno muy específico el más pequeño y gordito de todos. Era Vito.

Entre los dos se buscaron con la mirada, sus ojos estaban llenos de angustia. Los de Susanita de esperanza, es por ello que decidió interrumpir a su abuelito y lograr apartarlo de la pecera, para luego rescatar al ratoncito, meterlo en su mochila y llevarlo a casa.

Al llegar a su cuarto, apresurada lo sacó con cuidado y lo colocó en su casa de muñecas, donde vive actualmente. Desde ese momento los especiales cuidados, bolitas de anis, chocolates y turrón acompañan al pequeño ratoncito. 

No hay comentarios: