viernes, 16 de abril de 2010

La Gota

Penetrante, puntiagudo, y desafinado era aquel sonido que lo invitaba a mantenerce despierto tal y como fuera un martillo en sus oidos aplastando sus timpanos, soneto y estribillo, deslizandose podía ver en su mente el golpe que venía una, otra y otra  vez. 

De repente hubo un silencio aquella  gélida e inquietante noche en la que sintió como su cuerpo caía por un túnel oscuro y vació, aquel sonido ya no estaba su cuerpo empezaba a encontrar explicación, era lluvia de abril, y el ruido eran gotas, sólo gotas de lluvia que anunciaban una y otra vez el retorno de la húmeda y silente presencia de la próxima gota.

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