lunes, 23 de febrero de 2015

Bicentenario San Bernandino alimenta guerra económica contra el pueblo

Hoy me dirigí emocionado luego de un día de trabajo al Bicentenario ubicado en Plaza Estrella, también conocido como Bicentenario San Bernandino hacer unas compras, buscaba café, leche en polvo, azúcar, pollo y si tenía suerte me traería carne de res. 

En el camino me esperancé, pues, desde el elevado de la avenida Urdaneta, veía señoras con jabón en polvo, leche, pollo. Y dije que bueno, ya que en una oportunidad había llegado hasta ese mismo establecimiento (aproximadamente un mes) y me llevé una muy mala impresión de aquello que en revolución y desde la Superintendencia de Precios Justos (Sundde) se viene luchando: COLA. 

En mi visita de hoy, entre a eso de las cuatro de la tarde, me solicitaron la cédula (como en todos los Bicentenarios) para verificar mi "día de venta", una vez adentro, el primer inconveniente fue dejar el morral que cargaba, pues, la persona que los recibe no estaba (así mismo como aquella visita de hace un mes), tuve que esperar aproximadamente 5 minutos, pero eso no es todo, habían otros ciudadanos que tenían más tiempo y molestos (con razón).

Segundo acto, caminé con mi carrito observando tristemente la gran cola que hacían personas de tercera edad, vi pasillos vacíos con cajas cerradas, en uno había una funcionaria de seguridad interna de este supermercado con un cartel que decía "Caja Cerrada" . Seguí caminando, ya no había café, azúcar y jabón en polvo. Tenían leche, aceite de soya a Bs 43 y a Bs 53, cosa que llama la atención, pues, el de mayor precio era marca Diana (empresa en manos del pueblo trabajador- ¿será que lo mezclan a propósito?).

Sorpresa me encontré otra cola, esa si era bastante larga, la recorrí agarré dos pollos con el nuevo precio Bs 65. Un par de cartones de huevos 90 Bs C/U. Un aceite de soya Bs 43. Una salsa de tómate Bs 23, e iba por la leche en caja, rectifiqué nuevamente la cola, cuando de repente, dice el vigilante: Esta sola cola se distribuye en las cajas (de las cuales ya habían unas cuantas cerradas, sin contar el sistema lento que poseen además de los cajeros "echa-cuentos"). 

Me decidí a no comprar nada, a salir y molesto, porque después que el Gobierno hace esfuerzos por acabar con el delito de la cola, el gerente de este Bicentenario hace caso omiso a las sanciones, a los llamados del Presidente y se presta para tales fines disfrazándose de revolucionario.

Una vez más afuera a retirar mi morral, y nuevamente el problema con el ticket para retirar a esperar a que la persona encargada lo entregara. Concluí que este Bicentenario alimenta la guerra económica contra el pueblo. Los productos y los derechos están secuestrados allí. Mano Dura!

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