
No tengo más que otra palabra que decir que GRACIAS por tanto amor incondicional dado con tus locuras de perrito. A mi mente viene desde el día que te rescatamos con tus hermanitas luego de una de las peores tragedias vividas por nosotros como familia, luego fuiste creciendo, haciéndote fuerte y robusto. Te llamaban Ovejo por ser tan gordito y rechoncho, tus patitas blancas como las de mama Osa fueron tu sello cuando te hiciste padre. Quien lo iba a pensar que nos harías tíos y que el primer día pudiste montar hasta tres perras, o mejor dicho "darles amor" como siempre lo decía.
Me acuerdo que cuando chiquito también habías enfermado, según decían era parrovirósis y si te salvabas serías fiero, y no se equivocaron, lo fuiste defendiste tu hogar las veces que quisieron robar y hasta identificaste a los que lo hicieron. Hasta tus piruetas y altos saltos inexplicables a la hora de darte de comer y sobretodo tu incomparable apetito voraz.

Recuerdo la vez que cazaste una rata que chillaba despavorida y con tus patotas la aplastaste para quebrarle el cráneo, y luego hacerte el inocente y dejarme ese regalito. También llegan a mi mente las muchas veces que te protegimos para que no te salieras o la vez que te enfrentaste a un perro más grande que tú y hasta le mordiste la cara por abusador.
Triste y con el corazón en la mano te pedí perdón cuando te vi por primera vez malito, y tenía la certeza que saldrías de esta, y así fue pero solo por unas semanas. Ya no estás entre nosotros físicamente pero en mi mente y corazón siempre y para siempre vivirás me enseñaste tantas cosas de hasta como cuidar a un perrito hasta a correr junto a él. Gracias por tanto amigo y hermanito peludo Dios siempre te bendiga en tu vuelo.
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