Era entonces los tiempos en que el clima hacía de las suyas,
el sol de mediodía se posicionaba en un punto tan insoportable que los
pobladores de aquella ciudad ubicada en los hermosos Andes venezolanos, solo
les quedaba resguardarse bajo techo, ansiosos porque terminaran las horas
calientes del inicio de la tarde.
“Es insoportable”, “Hoy hace más calor que ayer”, “Échese
agüita para que no le pegue tanto el clima”eran algunas de las frases que a
diario salían de los labios de aquellos, ofuscados pero siempre simpáticos
vecinos, hasta que llegaron las Frutiletas. ¿Te preguntarás, el nombre, que
son? Ya te explico.
Cuentan que una de esas tardes, en que ni el agua fría de la
nevera calmaba el calor corporal, uno de los niños de nombre Josué le pidió a
su mamá insistentemente que le hiciera jugo de frutas, fue tanto su llanto que
la señora terminó por hacerle varios vasos. Él al ponerse a llorar mientras
esperaba se quedó dormido y su mamita los guardó con frutitas picadas en el
congelador, olvidándose de sacarle una paleta de madera que había utilizado
para mezclar.
Al levantarse el niño Josué, lo primero que preguntó a su
mamá fue por su jugo lo que ella respondió:
-Ya lo busco, hijo mío, espera un momento.
Él ansioso, se sentó, acomodó su pequeño cuerpo en la butaca
de madera que su padre había fabricado y al ver llegar a su mamá con aquello
que cambiaría su vida, sus ojos se abrieron más, sus labios los lamió y curioso preguntó:
-Mamita, ¿qué es eso?. Pareciera que las frutitas se
congelaron.
Su mamá tratando de separar la paleta del que en un momento fue
jugo, y ahora era helado, exclamó:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhb4FoZxVUTH_tyXIGZ2Fdc3xcMWOtn1TMWrRvfSPkOYh60InB708eO372TpxmyGkKg4G9BoIRV27ahPFmh3kEfQDV8Tcf6RWa90yk1oQGGzNkonS-dLt4XmQf8AS3bfvybwxG4Swt7qGo/s200/20479726_10213995733308072_2206523336107196333_n.jpg)
Y a partir de allí, Josué comenzó a fabricar más Frutiletas,
esta vez no fueron solo de un sabor, inventó con diferentes, tizana, mango,
durazno, fresas, todo porque en los Andes es por excelencia región de cultivo
de ricas frutas.
Un día tenían tantas que empezaron a vender por el pueblito,
y con ello calmar la sed y angustia de aquellos asediados por el Sol, ahora no
había calor que atormentara, pues, habían llegado las Frutiletas.
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