Seguramente si John Lennon, se
mudara a la actual Caracas, la contaminada, congestionada y caótica pero
eternamente bella, seguramente tendría que pensarlo muy bien antes de pedirnos
imaginar un mundo de hermandad entre hombres donde todos comparten. Se
convencería que la amabilidad no es un valor ni gesto humano cuando viajas en
algún vagón de Metro.
Entonces, si Lennon caminara por
las calles de la otrora urbe referente de progreso, le tocara tomar sus
anotaciones, y apuntar la prédica insistente de quienes intentan venderte algo.
Que debes estar atento porque no sabes quién pretenda tomar lo tuyo a la
fuerza, sin permiso o de imprevisto y no precisamente con un 38 Smith & Wesson.
Deberá dejar eso de soñar junto a
otros, y plantar sus andariegos pie a tierra, que algún día sustentaron su
cuerpo frente a miles de almas que le aclamaban ferozmente, junto a Paul, Ringo
y George. Y que el infierno no está precisamente bajo de nosotros, entre tanto caos,
tráfico, gente mal humorada y de poca paciencia, es la bienvenida y saludo
perfecto por parte del Diablo.
Si me lo encontrara caminando, o
en algún vagón; le diría: No John, no es tiempo de imaginar un mundo tan
perfecto en esta Caracas que tenemos, al menos no por ahora. Caminemos y
sigamos buscando tus sueños y pensamientos libertarios.
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